lunes, 16 de noviembre de 2015

¿A qué se debe la diferencia entre hombre y mujeres?

Autora: Amanda del Rocío Gómez Díaz
¿Por qué si piensas en utensilios de cocina se te viene a la cabeza la figura de una mujer y si piensas en utensilios de bricolaje en la de un hombre? Yo pienso que la sociedad condiciona muchísimo nuestros gustos y aficiones desde que nacemos. Cuando nace una niña lo primero que tiene es su primera muñeca y un vestido rosa, ya que, regalarle un balón estaría mal visto, incluso sería ofensivo al pensar que la confunden con un niño. Desde la antigüedad, la sociedad ha impuesto modas y tendencias que han condicionado nuestra forma de vivir y de pensar. El hombre es el símbolo de fuerza y la mujer es el símbolo de la fragilidad, por eso al ver a una mujer realizando trabajos de fuerza, lo vemos mal y llegamos a pensar que es homosexual y la insultamos con palabras como “machorra”. Al igual, si vemos a un hombre realizando trabajos cuidadosos y manuales como a un diseñador o peluquero, le decimos “marica, gay...” Hay mucha gente que piensa que nuestros gustos pueden llegar a marcar nuestra tendencia sexual o condicionarnos hasta el punto de no ser aceptados por nuestro entorno más cercano. Por ejemplo, en un artículo del País del pasado octubre, una mujer de 33 años denuncia a una ginecóloga de su centro de salud en Alicante por decirle textualmente: “no es por meterme contigo, pero sabes que ser homosexual no es normal, lo normal es ser heterosexual, y es por eso que vosotras tenéis más enfermedades”. Éste es un claro ejemplo de que nuestro entorno más cercano limita a las personas homosexuales, incluso en el ámbito de la salud. Ésta señora sólo quería consultar un problema que se detectó, pero la ginecóloga al ver su historial médico reveló su orientación sexual y le contestó literalmente que era una persona “anormal” por ser lesbiana. La señora denunció principalmente para prevenir que estas situaciones no les pasen a chicas de 18 años que no tienen razón para ser tratadas de ese modo. En mi opinión sería conveniente concienciarnos de que las personas homosexuales son iguales que nosotros, ni inferiores ni superiores, con los mismos problemas, virtudes y capacidades. Por eso, deberíamos tener el mismo trato con una persona homosexual que con una heterosexual, porque merecen el mismo respeto, educación y atención. Debemos conocer a la persona y no discriminarla de antemano por sus gustos y tendencias.

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