La idea de erigir el monumento en el sitio mismo del que partieron las tres carabelas nace en el transcurso de una comida celebrada en Filadelfia (EEUU) el 12 de octubre de 1926. Fue organizada por el embajador de España, D. Alejandro Padilla, en honor de las autoridades norteamericanas y de los representantes diplomáticos de los países iberoamericanos. A dicho banquete asiste el ex embajador de los Estados Unidos en España Mr. Moore y propuso que se erigiese un grandioso monumento en España que sirviera para conmemorar “la gratitud de América por el descubrimiento y colonización del Nuevo Mundo …” Esta iniciativa del Sr. Moore no quedó olvidada y de inmediato fue recogida por un grupo de filántropos y por el propio gobierno norteamericano. Se creó una Fundación con el único objeto social de erigir y conservar a perpetuidad un monumento a la memoria de Colón. Esta Corporación se haría cargo también de todo el dinero que se recibiera de los ciudadanos norteamericanos en suscripción popular por todo el país.
Elección de la escultora: Gertrude Vanderbilt Whitney. El siguiente paso de la fundación consistió en elegir al artista que llevara a cabo el proyecto del monumento. La elegida resultó ser la escultora Gertrude Vanderbilt Whitney que hacía poco (en el mismo 1926) había finalizado un monumento de características épicas en Saint-Nazaire, en Francia, conmemorativo del desembarco de las tropas norteamericanas en aquel lugar durante la Primera Guerra Mundial. La señora Whitney, estaba bien relacionada. Era hija de un millonario de Nueva York y esposa de un banquero. Recibió clases en París del mismísimo Auguste Rodin (el que hizo “El pensador”). También era conocida por sus numerosas obras sociales y ayudar en sus inicios a muchos artistas. Además fundó en Nueva York el Museo Whitney de arte contemporáneo.
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